jueves, 20 de febrero de 2014

Epílogo

Por mí no has de sufrir;
no te debes angustiar.
Ya se agotó mi existir;
es mi hora de marchar.

El lugar adonde voy
estará lleno de paz;
es mejor que en el que estoy,
y obtendré la libertad.

Seré espíritu libre
que cabalga sobre el viento,
como un jinete invisible
que va camino del cielo.

Seré rocío que arrope
a una flor de madrugada.
Seré el viento que azote
la cima de una montaña.

Seré la luna que brille
en la noche más oscura.
Seré la estrella que guíe
el vuelo de una lechuza.

Por mí no has de sufrir;
no te debes angustiar.
Ya se agotó mi existir;
es hora ya de marchar.

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